Reorganizar la habitación de juegos

La facilidad para ordenar es algo innato en algunas personas, se percibe a menudo como una cualidad que nos define, pero también es un comportamiento que puede ser aprehendido y enseñado. Partiendo de esta premisa intento trasladar a mis hijos las bondades del orden, bien a través del juego, bien implicándoles de una manera más consciente cuando de una tarea más compleja se trata.

Orden y concierto

Cuando sugiero a mis clientes cambiar la ubicación de las cosas (principalmente en la cocina) utilizando más el sentido común y la distribución de los espacios, se sorprenden de no haber pensado antes en tenerlo de esa manera, porque a menudo ocurre que por inercia, por haberlo visto en casa de nuestros padres, o simplemente por no habernos parado un momento a pensar en cual sería el lugar más cómodo y apropiado, elegimos inadecuadamente, sin tener en cuenta algo tan básico como la accesibilidad y la frecuencia de uso.

Sin embargo en los niños esto no resulta tan complicado porque manejan estos conceptos de una forma más natural y menos viciada, si les damos la oportunidad de hacerlo. En casa hasta ahora siempre hemos sido nosotros los que decidíamos dónde iban sus juguetes, aunque teniendo en cuenta que estuviesen accesibles para ellos y les resultase fácil ordenarlos, al final era un criterio de un adulto que no juega con los juguetes el que se imponía, lo cual complicaba que por si solos fuesen capaces de ordenar sin que nosotros les dijésemos donde iba cada cosa.

Orden y concierto

Por eso hace unas semanas decidí aplicar con ellos las técnicas que utilizo cuando voy a casa de algún cliente que requiere mis servicios para ordenar una cocina, o reorganizar una casa. Mi intención era hacerles  tomar conciencia de dos cosas: primera de que era necesario deshacerse de juguetes que ya no utilizaban, y segunda de cual era el lugar que más le gustaba para tener cada grupo de juguetes, trabajar con ellos la relación entre los objetos y su acumulación.

De una manera dirigida y lúdica esto fue lo que hice….

Orden y concierto

Como ya empiezan a comentar las cosas que quieren para reyes, aproveché el momento para decirles que antes de que tuviesen juguetes nuevos había que hacerles sitio y para ello debían ir eligiendo aquellos que ya no utilizasen  bien por estar rotos, bien por haberse quedado pequeños para ellos o simplemente porque nos los usaban. Como sabía que tomar esa decisión iba a ser difícil para ellos, hice una selección previa y preparé una cesta con varios de los juguetes que sabía que podían aceptar deshacerse de ellos. Una tarde los senté delante de la cesta y fueron eligiendo (no sin reticencias), en un rato teníamos una bolsa de cosas que ya no usaban y de las que habían aceptado tirar o dar a alguien. El objetivo que perseguía era familiarizarlos con la toma de decisiones sobre objetos por los que tienen apego, para que cuando entrasen en la habitación y viesen menos juguetes entendiesen lo que había pasado.

Una vez habíamos hecho espacio el siguiente paso era más laborioso, pues consistía en sacar todos los juguetes del sitio donde estaban, clasificarlos por categorías y después decidir donde íbamos a ponerlos de nuevo. Así que preparé tres cajas de cartón con un cartel en el que irían poniendo lo que fuésemos sacando. Decidí hacer sólo tres categorías  bien definidas para que no les resultase demasiado complicado y acabasen aburridos: juguetes, disfraces, muñecos. Salvo las cosas de pintar (rotuladores, libretas etc) y juegos de mesa, todo lo demás tenía cabida dentro de las cajas.

Orden y concierto

Nos pusimos manos a la obra, hasta que la habitación quedó vacía, entonces les pregunté donde querían poner cada cosa. Sofía dijo que los disfraces no le gustaba tenerlo en un baúl (que era donde estaban) porque no podía verlos y al final los sacaba todos para poder jugar, así que le propuse tenerlos colgados con perchas para que pudiese elegir el que quería poner sin tener que sacarlos todos del baúl. Los juegos de casitas y muñecos pequeños los pusimos sobre una superficie a la que ellos podían acceder para jugar directamente ahí o para poder cogerlas con facilidad. Los coches, piezas de montaje, juguetes pequeños y todo tipo de elementos inclasificables, en cajones, y los muñecos tipo bebé que antes tenía puestos en una estantería ( donde yo los había puesto y de donde no los cogían), pidieron también meterlos en esos cajones. Por ultimo los juegos de mesa y material de pintura los pusimos dentro de un armario en la lejas que estaban a su altura para que tuviesen acceso fácil a ellos, tanto para cogerlos como para luego guardarlos.

Desde que hemos hecho esto mantener la habitación de jugar ordenada les resulta menos complicado, pues saben porque así lo han decidido cual es el lugar de cada juguete. Pero sobre todo han participado en la toma de decisiones que afectan a los objetos sobre los que ahora tienen afectos, y es la correcta gestión de la relación entre estos y su acumulación lo que a la larga más le puede ayudar a interiorizar el orden como una cualidad más de su personalidad, a apreciarlo y valorar sus beneficios, sean o no ordenados de forma innata.

Comentarios (2)

  1. Desde que probé las Pulseras Luminosas no he encontrado mejor forma de recompensar a mi hijo cada vez que toca ordenar los juguetes. dejo aquí la idea por si también le cuesta animarse.

  2. El hecho de conservar el orden en las salas de juego resulta fundamental a la hora de dar un significado educativo a la experiencia de juego. que sean los más pequeños quienes se encarguen de ordenar su sala de juegos es una experiencia positiva y gratificante.

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